Virgen de la esperanza,
Madre de los pobres,
Señora de los que peregrinan: óyenos.
Hoy te pedimos por América Latina,
el Continente que Tu visitas con los pies
descalzos,
ofreciéndole la riqueza del Niño que
aprietas en tus brazos.
Un niño frágil, que nos hace fuertes.
Un niño pobre, que nos hace ricos.
Un niño esclavo, que nos hace libres.
Virgen de la esperanza, América
despierta.
Sobre sus cerros despunta la luz de una
mañana nueva
Es el día de la salvación que ya se
acerca.
Sobre los pueblos que marchaban en
tinieblas,
ha brillado una gran Luz.
Esa luz es el Señor que Tu nos diste,
hace mucho, en Belén, a medianoche.
Queremos caminar en la esperanza.
Madre de los pobres: hay mucha miseria
entre nosotros
Falta el pan material en muchas casas.
Falta el pan de la verdad en muchas
mentes.
Falta el pan del amor en muchos hombres.
Falta el Pan del Señor en muchos
pueblos.
Tu conoces la pobreza y la viviste.
Danos el alma de pobres para ser
felices.
Pero alivia la miseria de los cuerpos
y arranca del corazón de tantos hombres
el egoísmo que empobrece.
Señora de los que peregrinan:
Somos el Pueblo de Dios, en América
Latina.
Somos la Iglesia que peregrina hacia la
Pascua.
Que los Obispos tengan un corazón de
padre.
Que los sacerdotes sean los amigos de
Dios
para los hombres.
Que los religiosos muestren
la alegría anticipada del Reino de los
Cielos.
Que los laicos sean, ante el mundo,
testigos del Señor resucitado.
Y que caminemos juntos con todos los
hombres y mujeres
compartiendo sus angustias y esperanzas.
Que los pueblos de América Latina
vayan avanzando hacia el progreso
por los caminos de la paz en la
justicia.
Nuestra Señora de América:
ilumina nuestra esperanza,
alivia nuestra pobreza,
peregrina con nosotros hacia el Padre.
Así sea.
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