domingo, 20 de enero de 2019

Santos patronos del IFLSPP, ELSP y SV

San José
Su libre cooperación con la gracia divina hizo posible que su respuesta sea total y eficaz. Dios le dio la gracia especial según su particular vocación y, al mismo tiempo, la misión divina excepcional que Dios le confió requirió de una santidad proporcionada.

Se ha tratado de definir muchas veces las virtudes de San José: "Brillan en él, sobre todo las virtudes de la vida oculta: la virginidad, la humildad, la pobreza, la paciencia, la prudencia, la fidelidad que no puede ser quebrantada por ningún peligro, la sencillez y la fe; la confianza en Dios y la más perfecta caridad. Guardo con amor y entrega total, el deposito que se le confiara con una fidelidad propia al valor del tesoro que se le deposito en sus manos." San José es también modelo incomparable, después de Jesús, de la santificación del trabajo corporal. Por eso la Iglesia ha instituido la fiesta de S. José Obrero, celebrada el 1 de mayo, presentándole como modelo sublime de los trabajadores manuales.


Santo Tomás Moro
Santo Tomás Moro nació en Londres el 1478. Estudió en Oxford y en Londres. Fue un gran humanista, amigo de Erasmo y de Luis Vives. Pensó algún tiempo en la vida monástica, y por fin, leyendo La Ciudad de Dios de San Agustín, decide ser ciudadano de la ciudad celeste sin apartarse de la terrestre.

El santo supo compaginar una vida interior profunda con una escrupulosidad en sus obligaciones profesionales. Como pionero en la promoción de los laicos, se enfrenta a los problemas de su tiempo con criterios cristianos. Demuestra con su ejemplo el valor de "la obra bien hecha". Crece su prestigio como abogado, y en la Corte le piden su colaboración, y luego es elegido Canciller del Reino. Sin embargo, cuando el Rey Enrique VIII consigue la anulación de su matrimonio con Catalina de Aragón por presiones y sobornos, el santo renuncia a su cargo, intuyendo que eso le costará muy caro.


Moro se niega a firmar el Acta de Sucesión y de Supremacía, por la que se proclama el rey Cabeza de la Iglesia Anglicana y la independencia de Roma. Moro acata la autoridad civil del rey, pero no quiere ser infiel a su conciencia. Poco después, Tomás Moro es juzgado y encerrado en la Torre de Londres. El 16 de julio de 1535 fue decapitado. Santo Tomás Moro escribió muchos libros de piedad y en defensa de la fe; el más famosos de ellos es "Utopía". Es un mártir por la unidad de la Iglesia y por la libertad de conciencia centras las leyes civiles injustas. Pío XI lo canonizó en 1935.


San Justino Martir

San Justino nació alrededor del año 100, en la antigua Siquem, en Samaria (ciudad que en su tiempo se llamaba Naplus). Sus padres eran paganos, de origen griego, y le dieron una excelente educación, instruyéndolo lo mejor posible en filosofía, literatura e historia.

En sus libros, sobre todo "Diálogo con el Judío Tifón" nos cuenta que tuvo un largo camino filosófico de búsqueda de la verdad, luego del cual, llegó a la fe cristiana. Fundó una escuela en Roma, donde enseñaba gratuitamente a los alumnos en la nueva religión, considerada como la verdadera filosofía. En ella, de hecho, había encontrado la verdad y por tanto el arte de vivir de manera recta. Por este motivo fue denunciado y fue decapitado en torno al año 165, bajo el reino de Marco Aurelio, el emperador filósofo a quien Justino había dirigido su «Apología».


Justino y su obras demuestran cómo la Iglesia celebraba el culto desde sus inicios. Las actas que se conservan acerca del martirio de Justino son uno de los documentos más impresionantes que se conservan de la antigüedad.


Santa Catalina de Siena

Santa Catalina nació en 1347 en Siena, hija de padres virtuosos y piadosos. Ella fue favorecida por Dios con gracias extraordinarias desde una corta edad, y tenía un gran amor hacia la oración y hacia las cosas de Dios. A los siete años, consagró su virginidad a Dios a través de un voto privado.


A los doce años, la madre y la hermana de Santa Catalina intentaron persuadirla para llegar al matrimonio, y así comenzaron a alentarla a prestar más atención a su apariencia. Para complacerlos, ella se vestía de gala y se engalanaba con joyas que se estilaban en esa época. Al poco tiempo, Santa Catalina se arrepintió de esta vanidad.


Su familia consideró la soledad inapropiada para la vida matrimonial, y así comenzaron a frustrar sus devociones, privándola de su pequeña cámara o celda en la cual pasaba gran parte de su tiempo en soledad y oración. Ellos le dieron varios trabajos duros para distraerla. Santa Catalina sobrellevó todo esto con dulzura y paciencia. El Señor le enseñó a lograr otro tipo de soledad en su corazón, donde, entre todas sus ocupaciones, se consideraba siempre a solas con Dios, y donde no podía entrar ninguna tribulación.

Más adelante, su padre aprobó finalmente su devoción y todos sus deseos piadosos. A los quince años de edad, asistía generosamente a los pobres, servía a los enfermos y daba consuelo a los afligidos y prisioneros. Ella prosiguió el camino de la humildad, la obediencia y la negación de su propia voluntad. En medio de sus sufrimientos, su constante plegaria era que dichos sufrimientos podían servir para la expiación de sus faltas y la purificación de su corazón.


Santa Rosa de Lima

Nació en Lima, Perú, en 1586 fue la primera mujer americana declarada santa por la Iglesia Católica. En el bautizo la nombraron Isabel, pero la mamá al ver que al paso de los años su rostro se volvía sonrosado y hermoso la empezó a llamar Rosa. Se propuso irse de monja agustina, pero el día en que fue a arrodillarse ante la imagen de la Virgen Santísima para pedirle que le iluminara si debía irse de monja o no, sintió que no podía levantarse del suelo donde estaba arrodillada.

Llamó a su hermano para que le ayudara a levantarse pero él tampoco fue capaz de moverla de allí. Se dio cuenta de que la voluntad de Dios era otra y le dijo a Nuestra Señora: "Oh Madre Celestial, si Dios no quiere que yo me vaya a un convento, desisto desde ahora de su idea". Tan pronto pronunció estas palabras quedó totalmente sin parálisis y se pudo levantar del suelo fácilmente. Se propuso estudiar la vida de Santa Catalina de Siena e imitarla en todo. Y lo logró de manera admirable.


Las penitencias que realizaba eran muy duras, y sufría ataques del demonio constantemente. Además padecía de distintas enfermedades. En sus últimos meses exclamaba: "Nunca pensé que una persona tuviera que sufrir tanto, tanto como lo que yo estoy sufriendo. Pero Jesucristo me concede valor para soportarlo todo. El 24 de agosto del año 1617, después de terrible y dolorosa agonía, expiró con la alegría de irse a estar para siempre junto al amadísimo Salvador. Tenía 31 años.


Santo Domingo Savio

Santo Domingo Savio quiso ser sacerdote desde pequeño y tras conocer a Don Bosco ingresó al Oratorio de San Francisco de Sales en Turín, Italia.

El niño se destacó por su intensa vida espiritual, su alegría y su disposición para ayudar a los demás, especialmente a su familia. Solía decir con frecuencia: "¡Quiero ser santo!".

Enfermó y, a pedido de los médicos, tuvo que dejar el oratorio y regresar a su casa. Antes de morir, el 9 de marzo de 1857, exclamó "¡qué cosa tan hermosa veo!". Faltaban pocas semanas semanas para que cumpla 15 años.


San José Sánchez del Río

Fue un niño que por amor a Jesús se unió a los Cristeros, un grupo armado de miles de católicos que defendieron su fe durante la persecución religiosa perpetrada en México la segunda década del siglo XX.


"Joselito", como se le conoce en su país, sirvió a los cristeros -que en un principio no quisieron aceptarlo porque era joven y por el peligro al que se exponía- como portaestandarte de la imagen de la Virgen de Guadalupe, pero no llegó a tomar parte activa en los enfrentamientos armados.

Tenía 14 años cuando el 10 de febrero de 1928 los oficiales del gobierno de Plutarco Elías Calles lo torturaron y lo asesinaron por negarse a renunciar a la fe.

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